jueves, 11 de enero de 2018

"denunciar como acoso cualquier flirteo". ¿Qué dice señor Gabilondo?

¿denunciar como acoso cualquier flirteo?

No pensaba usar mi muro para entrar al trapo sobre el contra-debate francés al #metoo, pero al leer la posdata del insigne periodista Iñaki Gabilondo [http://bit.ly/2qS6gRj], he pensado: ¿cuáles serán sus límites en el flirteo? ¿lo habrá pensado siquiera?
Como no hay mejor ejercicio que escribir para pensar lo que se dice, me pongo a ello:
FLIRTEO


De flirtear. (‖ dar señales sin comprometerse)

1. m. Juego amoroso que no se formaliza ni supone compromiso.

Como vemos, tenemos pocas pistas en la RAE, pero ya advierto que nada tiene que ver con el “consenso” porque en una relación amorosa consensuada el flirteo no tiene sentido, o pasa entonces sí, a ser realmente un juego sin riesgo alguno.
Mi definición sería, que el “flirteo” es una estrategia social, que permite a una persona intentar llegar al espacio privado, íntimo y sexual o amoroso de otra persona. Que al contrario que en una “relación consensuada” el flirteo tiene para quien lo usa, siempre un riesgo (emocional, social…) que podrá ser bajo o muy alto, dependiendo de su necesidad de ser aceptado en el espacio (privado, íntimo, sexual o amoroso) de la otra persona a la que se flirtea, y que la persona flirteada (al contrario) no tiene que sufrir ningún riesgo si lo ignora o rechaza.
Para que el flirteo sea tal, y no otra cosa diferente o incluso abuso o acoso (sexual), se tendrían que cumplir ciertas premisas:
- Que se produzca en un espacio de igualdad y de equilibrio de poder, entre la persona que flirtea y la flirteada
Si la persona que flirtea tiene menos poder que la flirteada corre riesgos añadidos socialmente, y si tiene más, incurriría proporcionalmente en abuso de poder y acoso.
Ejemplo: Si le hacemos ojitos al jef@, tiene el poder de responder con una mirada de reprobación que puede significar, además de rechazar el flirteo amoroso, que no nos considera aptos en su grupo de trabajo.
Si el empleador hace ojitos al emplead@ y prosigue flirteando, se está dando automáticamente un abuso de poder y acoso, porque ignorar el flirteo amoroso por el emplead@, puede significar también que el empleador deje de contar con nosotros y quedar en paro.


- Que la intencionalidad de la persona que flirtea sea la espera de reciprocidad en el flirteo, y que si no es así, el flirteo pare inmediatamente tras el primer intento, porque de otra forma es acoso sin necesidad de un “no” publicado en el B.O.E.
- Que el flirteo sea progresivo y sólo si existe reciprocidad, partiendo y ateniéndose a las normas sociales de respeto aceptadas en el entorno donde se produzca: virtual, físico...
Ejemplo: En un entorno de trabajo típico, no puedes intentar acariciar a nadie como primer intento de flirteo, porque eso es ‘acoso’ a la primera.
La progresión con reciprocidad es lo que garantiza que no se produzcan mal entendidos, ignorarlo es incurrir en acoso.


El flirteo por lo tanto podría acabar en un sólo intento de acercamiento sin respuesta; en una escalada de intentos y respuestas sin trascendencia, hasta que una de las personas decide que ya no hay más reciprocidad; en una amistad... en un encuentro sexual consentido y casual o en la formación de una relación amorosa estable...

Así que no creo que ninguna mujer “denuncie como acoso cualquier flirteo” que realmente lo haya sido, salvo que por flirteo entienda Gabilondo que una mujer caminando por los espacios públicos “donde ninguna se siente segura, ni con absoluta libertad o igualdad, porque el machismo impera” un desconocido haga ojitos, comente el físico, enseñe su sexo o intente o realice tocamientos... como ejemplos habituales
Salvo que por flirteo entienda Gabilondo, los intentos de acercamiento del mismo compañero o los mismos compañeros de trabajo, una y cien veces ignorados por la compañera, y que esta tenga el deber o la paciencia de soportarlos hasta la jubilación.
El flirteo siempre tuvo y tiene un riesgo, el rechazo. La torpeza (inocente) en el flirteo en libertad e igualdad de poder, supone además del riesgo emocional, un riesgo social añadido, la exposición de quien se equivoca y la reprobación por parte de quien recibe.


La realidad social no se puede maquillar, y ahí es donde peca en mi opinión el manifiesto de las artistas e intelectuales francesas, y la posdata de Gabilondo; porque los espacios y entornos donde la mujer se manifiesta en libertad y equidad de poder, son pocos, debido al Patriarcado y al machismo imperante, y sin equidad los supuestos flirteos, no son tal, son en realidad manifestaciones burdas y dolientes de abuso y acoso masculino.

1 comentario: